Pese a que en Galicia nos gusta la «fartura», esto es… raciones inmensas, de lo que sea, pero inmensas, cada vez aparecen más locales de comida elaborada y con un punto de fusión. Es el caso del Suppo, un local blanco, moderno, con un fantástico reservado y una espectacular terraza veraniega en la Alameda .
Lo primero que debo decir es que yo con este sitio no tengo suerte, eso significa dos cosas, la primera, y buena, es que hay platos ricos y siempre termino obligada a meter el tenedor en el plato de los demás… Y la segunda, y mala, es que hay platos que realmente consiguen que te plantees no volver nunca más (los que yo elijo). Aunque por alguna razón, siempre vuelvo.
Esta vez pedimos para picar una Ensalada Cebreiro, unos espárragos y unos langostinos con masa brie y mayonesa de cítricos… De segundo hubo quien se inclinó por el rodaballo al horno, por un lomo de vaca y yo caí en la tentación de pedir atún rojo… Todo ello acompañado de una botella de Ribeiro.
La ensalada esta muy rica, el toque del requesón y las almendras era perfecto y, aunque digan aquello de «estás más pasado de moda que la reducción del vinagre de Módena» yo confieso que a mi me sigue gustando. Los espárragos eran de cine, nos los recomendaron y tenían sus buenos motivos, gorditos, jugosos, fantásticos… Y los langostinos, la verdad es que aspiraban a más (y a menos tiempo en la freidora, sobre todo la pobre y mustia albahaca) eran una masa seca y aceitosa a partes iguales.
Los del rodaballo triunfaron, hay que pedirlo para un mínimo de dos personas y el punto lo tienen cogido, aunque en honor a la verdad, también hay que decir que el bichito encoge desde que te lo enseñan en la bandeja hasta que te lo sirven en el plato. El lomo era una carne sabrosa pero lo perdía lo fibroso que era más que comerlo había que rumiarlo cual vaca. Y por último, mi atún… Decir que venía frío es poco, venía congelado y aunque fueron súper amables y pidieron perdón mil docenas de veces… En la segunda vuelta volvió seco como la mojama y eso es un pecado mortal!
Todo esto, con una mousse de mango sabrosa y una copa de cheesecake bastante mejorable algo mas de 35 euros por cabeza… a precio de ocasión especial.
Hay a quien le encanta, yo le reconozco su mérito, la buena pinta de su carta, su buena ubicación y servicio … pero por mucho que lo pienso, yo no sé darle más de una lima y medio limón.
Plaza de Compostela, 29. Vigo
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