De Lima a Limón

Crítica – cítrica


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Ochenta Grados (Madrid)

Me gusta divertirme comiendo, lo voy a repetir una y otra vez hasta que todos nos enteremos, principalmente, quienes aspiren a nuestras tres limas. Hoy me he divertido – a ratos – mientras comía en 80º (Ochenta grados) el local más original de menú del día de Las Tablas.

Desde su nombre (temperatura a la que hacen muchos platos para que se hagan poquito a poco) hasta cómo tienen configurado el menú, así como el local, son originales lo cual, en un barrio con tantos restaurantes y variedad tiene su mérito. En vez de hartarte a comer, en 80º tienen la intención de que pruebes más platos, más texturas y que mezcles sabores. De ahí que el menú se componga de tres mini-platos o tapas grandes y un postre, con el cual terminas saciado pero no a reventar.

De primero probé una ensalada de pasta con gulas, tomates cherry y una vinagreta de tomate seco. Fresco, amargo por la rúcula y dulce por los tomates. Se agradece ahora que viene el buen tiempo. De segundo unos calamares fritos, en rodajas finísimas, crujientes y poco aceitosas y con una mousse de all-i-oli que no ha repetido mientras escribía la entrada ni una sola vez. De tercero, opté por un plato más construido, un trocito de solomillo de cerdo, que se anunciaba con costra de romescu y puré dulce de patatas. Otra vez, mezcla de texturas y sabores.

Lo más recomendable es ir con compañía y probar el resto de las opciones, ya sabéis que no está bien visto meter el tenedor en los platos de las mesas de al lado.El salmorejo con helado de parmesano y las croquetas de gambas eran para no perdérselas.

Los postres suelen ser a base de cremas con helado y galleta, ya sea en versión tarta de queso o tarta de «oreo». Pero esta vez nos sorprendió, entre la mousse de chocolate había peta-zetas que explotaban mientras lo tomabas, otro punto divertido.

La calificación no pasará de la lima y media y medio limón ya que el menú no cambia demasiado desde que lo abrieron, aunque van incluyendo un plato de cuchara diario. Salvo el dueño (que debe ser el que cuida del negocio) el resto de personal va con prisas – sirven tres platos en vez de dos – lo que hace que haya algún descontrol y vuelen las cucharas. En definitiva, una original manera de pasar un rato gastronómico por 12,5€, que si cambiaran más la carta y descendieran un par de euros el menú, podría convertirse en un referente de la tapa moderna en la zona norte.

Ochenta Grados: Calle Mirallos, 4

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Un Kebab auténtico en Madrid

En De Lima a Limón no sólo buscamos lugares frescos, nuevos, con comida innovadora de emprendedores gastronómicos, también tenemos debilidad por los viejunos y hoy hablamos de uno de ellos, un local pequeño, que cuando se llena no hay quien entre y que merece mucho la pena.

Kebab House está en la calle Menéndez Valdés (a un tiro de piedra del mítico Donoso, del que hablaremos)  casi haciendo esquina con Princesa, a cinco minutos del Intercambiador.  Importante, porque si esperas un autobús con más de 15 minutos y hambre te dará tiempo a pasarte a probar el mejor Kebab que yo he probado en Madrid.

¿Puede ser un kebab considerado comida limonera? Todos no, sin duda. Yo no me fío de los que sirven la carne de esos rollos precongelados de carne triturada, que cortan con el esquilador de ovejas eléctrico.

En Kebab House, su dueño explica como hace su pincho de carne, poniendo capas de falda de ternera uniéndolos con trozos de grasa de cordero, tal y como el aprendió de joven en Turquía. El secreto, el aliño de la carne y dejar que se haga lentamente dando vueltas y vueltas. Serio y con un bigote bizantino, es un tipo peculiar que cuando lo vas conociendo a lo largo de los años descubres que es un bromista escondido tras un mostacho.

El Kebab está hecho en pan de pita fino cortado como un saco y enrollado estilo durum, nada de pan con miga, propio de otro tipo de comida. La carne cortada a cuchillo en lascas crujientes, te recuerda a la carne a la barbacoa mientras lo comes. Poco más, lechuga, tomate y la salsa de yogur. El picante opcional, pero recomendable para probarlo lo más auténtico posible.

Por 2,80€ podrás cenar rápido, el Kebab simple, y si tienes más hambre y tiempo, el doble por 5,40€. Ahora que hace buen tiempo y siendo el local tan pequeño, mi consejo es que os los llevéis al parque del Oeste y penséis que estáis en Estambul, con el Cuerno del Oro del sol oriente en vuestra imaginación.

Ni dos limas, pero más que una lima y media. Limones, ninguno, porque ya os aviso de como es el lugar, apto para viajeros, pero no para quien ponga pegas por todo.

Kebab House: Calle Menéndez Valdés 67


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El otro Jerezano (Madrid)

Los jueves son el «día sin tartera» en mi trabajo así que cambiamos la duda… Del qué me llevo yo para comer mañana al… Y hoy dónde comemos. Aprovechamos para poder hablar tranquilamente y comer algo distinto pero sin necesidad de dedicarle a la tradición la paga extra. Esto, nos ha llevado a conocer la zona de Las Tablas (norte de Madrid) al dedillo.

El Otro Jerezano es nuestra opción cuando queremos darnos un pequeño lujo. El menú, 13,70€, un pelín carillo, es sin duda es un reclamo para que se conozca mejor la carta para las cenas y fines de semana. Una buena política de marca que le da bastantes buenos frutos.

 

Esta última vez de primero elegimos algunos migas (muy castellanas) y otros unos rollitos de espárragos trigueros que lucían en el plato como si no quisiéramos que lo desmontáramos. Llevaban gulas pero no sobraban (moda noventera, que si se puede evitar mejor, sumada por ejemplo a la moda a la de la reducción de Módena) De segundo nos recomendaron un steak de buey con tomates secos fritos en una base de mollete. Preguntamos si sería una hamburguesa y nos dijeron que mejor probáramos, que no era esa la intención. Efectivamente, dos tacos de carne picada una sola vez y no apelmazada, aliñada, vuelta y vuelta, con los sabores dulces y amargos de los tomates y la rúcula frita crujiente que tenía por encima. Un detalle tonto, pero limonero, las patatas recién fritas en rodajas finísimas. A los postres caseros no llegamos, así que tomamos café.

Quizás la excesiva abundancia y lo dice un limonero hambriento, es exagerada. Por ese motivo, voy a dejar la puntuación en una lima y media, y también un gajo de limón, estaría bien que midieran bien las cantidades (sin bajar la intención de calidad e innovación) y así poder moderar el precio a la media, que son tiempos de aportar entre todos una mejora entre la calidad y lo que nos cuesta.

Paseo de San Millán de la Cogolla, 26, 28050 Madrid

http://www.otrojerezano.com/


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Makandé. Triana en Chamberí (Madrid)

Macandé fue un cantaor flamenco gaditano, que vivió entre los siglos XIX y XX del cual cuentan que era un loco vendedor ambulante que iba pregonando canciones por las calles de la ciudad. El gusto por el nombre elegido, deja clara la intención de esta Taberna andaluza en pleno barrio de Chamberí. El local, cuya esencia se repite en el resto de tabernas que tienen por Madrid los Morancos luce renovada ya desde el exterior, siendo burladeros taurinos la decoración, lo que marca la imagen de lo que se encuentra uno dentro.

La carta es perfecta para tomar unas tapitas por la noche, desde embutidos ibéricos, pasando por marisco cocido (gambas de Huelva excelentes) y frituras de pescado entre otras. Auténtico material andaluz, sin apenas preparación, para que se disfrute de lo que comes. Como es la cocina de la costa gaditana y onubense que tan bien supieron adoptar en los bares de Triana por la cercanía.

El local es trianero por la bulla, entre el jaleo de la gente, los sones flamencos, los camareros cantando los pedidos, se forma un ambiente propio que hace olvidar por momentos que estás en Madrid. Quizás la única pega que tiene es que al ser tan nueva la decoración, aún no tiene la solera que debería tener para ser reconocido como autentico. Puede parecer una contradicción que los suelos del bar estén limpios y resbalen, pero en mi memoria de los tablaos de Triana, siempre me viene aquel del principio de la Calle Betis, donde los pies se quedan pegados y así la gente puede bailar sevillanas sin problemas de resbalarse hasta altas horas de la madrugada, hasta que se apagan de nuevo las luces del Puente.

Nos cuentan que entre jueves y sábado, estas juergas flamencas pueden imitarse, pues hay actuación en directo de varios grupos en el piso de abajo, que tiene un pequeño escenario. Habrá que volver para comprobar que verdaderamente al salir uno ve el Guadalquivir discurriendo de Canal a Quevedo, discurriendo por Bravo Murillo.

Con respecto a lo que comimos, nos centramos en pedir fritos: una ración de puntillitas (que la sirven en su papelón típico) y otra de ortiguillas. Para los que no conozcan las ortiguillas, decir que es un invertebrado, similar a una medusa, que se adhiere a las piedras, que transforma su fina textura melosa en crujiente al harinarlas y freírlas, quedando en el interior un núcleo gelatinoso, del sabor más marinero posible. Es sorprendente encontrarlas en Madrid, incluso en Andalucía fuera de las fronteras de Cádiz, siendo Sanlúcar por su hábitat de la desembocadura de río y rodeado de corrales de piedra el mejor lugar para probarlas.

Si tienes ganas de un poco del cachondeo sevillano más sano, te gusta cenar mientras picas algo y hablas o escuchas música, Makandé te dejara un buen gusto por la experiencia meramente andaluza que supone pasar allí un rato. Aunque no tiene errores alguno por la comida o el trato “las dos limas y un olé” que le doy de calificación, se empeoran en medio limón, por un detalle, que quizás a otros no moleste, pero a mí sí me impidió disfrutar de mi compañía y de la música, estaban poniendo un partido de fútbol mientras, lo que hizo que la jarana se tornara en otro tipo de ambiente, mucho peor el que había cuando llegamos. Si queremos flamenco, cultura y gastronomía, hay que seleccionar hasta el último detalle. Con respecto al precio, pagamos 24,5€ por cuatro bebidas y las dos raciones de mucha más calidad que cantidad.

Página Facebook de Makande

Calle Garcia de Paredes, 2, semiesquina Bravo Murillo, Madrid,


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Caracoles y Espárragos. Entre la campiña y la Sierra Sur Sevillana

Que cada vez que voy a Andalucía se me notan mis raíces es evidente por cómo siento la tierra, pero es que hay lugares que merecen la pena conocer y os lo tengo que contar. Aunque mi “socia limonera” me diga que no exagere en la expresión, lo siento, aquí va el relato de otro de mis viajes al sur.

Andalucía en Semana Santa es un espectáculo, y no creáis que solo por lo evidente, la devoción del pueblo a sus vírgenes y sus santos, sino porque es el comienzo de la primavera, después de haber llovido durante el invierno y comienzan a florecer los azahares y limoneros ya tienen limones, como los que os muestro en la foto.

A mitad de camino de Sevilla hacia la Sierra de Grazalema, está la Sierra Sur, casi lindando con la provincia gaditana. En la cercanía están los pueblos de Montellano, Coripe, Morón y El Coronil de lado sevillano y Puerto Serrano del lado de Cádiz. Hay lugares donde cualquiera que haga turismo sostenible de montaña o bicicleta debería de ir, como la Vía Verde de la Sierra (con unos alojamientos muy interesantes en las antiguas estaciones de Coripe y Puerto Serrano)

Vamos a la gastronomía. En Montellano en esta época hay que comer Caracoles y Espárragos, amargos como la hierba verde que lo rodea, ambos con buen aceite de la zona. Podéis encontrarlos en casi cualquier bar (los espárragos en revuelto con jamón en el “Huertas”, por ejemplo, los caracoles prácticamente en todos) Y hay que comer platos que lleven cerdo ibérico – especialidades a la brasa- , carne de ternera – alimentada de buenos pastos – y queso de cabra. El bar «Tarufo» tiene un montón de tapas donde elegir. Si me apuráis, es posible incluso algunos fritos de pescado, que por su cercanía a la costa (a unos 100km de Sanlúcar) son frescos y es un contraste acertado.

 

Id de tapas, probad lo que os ofrezcan de especialidad de la casa, comeros un potaje en la Venta del mismo nombre (Venta El Potaje) Dormid la siesta, que también es santa. Os gastaréis de 10 a 15 euros por persona, y en dos o tres cenas habréis probado una muestra de los productos de la tierra. Y por favor, desayunar molletes con manteca colorá que la jornada de caminata debe ser larga y es una especialidad única. En Morón no olvidéis unas “cabrillas” en la Peña Flamenca.

Merece la pena, por los paisajes de sierra entre olivos, las caminatas, las fotos que podréis hacer del trigo en invierno y de los girasoles en verano (Castillo de las Aguzaderas En el Coronil) y sobre todo por poder comer muchas tapas o raciones, a un precio asequible, fuera del bullicio de Sevilla y a una hora de la playa. Dos limas (sobre tres posibles) para esta zona gastronómica de Andalucía si lo que se busca es sencillez y productos autóctonos.

Desde Sevilla, dirección a Utrera por la A-376 y después continuando la A-375  llegaréis a El CoronilMontellano y Puerto Serrano. Ver Mapa


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WEI un chino diferente, para oficinistas de Las Tablas (Madrid)

La comida china, por lo general, no es más que una adaptación de la comida oriental a los gustos del país donde se asientan. No hay nada más viejuno y castizo que el pollo con almendras de un restaurante chino de Lavapiés, receta que tiene mucho más abolengo que la moda de estas últimas décadas de comer «presa ibérica» o aliñar con reducción de vinagre de Módena.

Dado que los platos se estaban convirtiendo ya en clásicos, la introducción de la comida del sur de Asia y Japón a los restaurantes orientales ha logrado hacer menús del día «premium» Aún así, todavía es posible encontrar restaurantes «multi-asíaticos» donde la comida china ha mejorado sus platos míticos a nuevos sabores y mejores productos. El caso de Wei en las Tablas es ejemplo, de como con una carta con al menos 6 menús diferentes puedes comer desde 9€ hasta 18€ una amplia gama de platos chinos, vietnamitas o japoneses.

En el menú básico chino, tras pasar por los tradicionales rollitos y arroz tres delicias (ambos de elaboración algo más casera que el estándar) y con ingredientes más frescos, me trajeron un «Lomo de cerdo al estilo Yixuan» región china donde usan la guindilla para aderezar todos los platos. La carne estaba buena, el cerdo era reconocible, la salsa y la guindilla, muy sabrosas, y las verduras frescas y crujientes, recién salidas del wok. De postre, acudí al flan con nata.

Quien pidió uno de los menús especiales (12,5€ que en las Tablas es el precio medio) acabó con una bandeja de comida mezcla vietnamita y japonesa que tenía muy buena pinta. El ser crítico cítrico exige ir probando del plato del resto, y las Gambas Teriyakki me resultaron interesantes.

Ya que es un menú del día y por el precio que tiene, Wei se lleva una lima y media, incluso en días populosos como un jueves, que no impide que el trato siempre educado oriental se haga notar, aunque tardaran algo más en traer la cuenta. Es día de compartir sobremesa con los compañeros de trabajo.

WEI Calle de San Julián del Camino, 7 (Las Tablas) Madrid


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TANINO Pizza&Vino (Madrid)

La primera declaración de intenciones que haré en este blog, va a ser clara: Si salgo a comer un menú del día en mitad de mi jornada laboral, es para divertirme y disfrutar de lo que como y de dónde como y así poder desconectar un rato de las preocupaciones del momento. Para divertirme no soy muy ambicioso, pero si han de sucederse varios requisitos, que no siempre se consiguen. Que la comida sea buena, que no sea pesada, que el ambiente sea agradable y que el servicio sea rápido. Si además puede ser a un precio que permita a cualquiera no pensar en cocinar ese día un tupper, pues mucho mejor.

Tanino da la sensación de ser un Lounge Bar en origen, que ha conseguido introducir a medio día un menú simple, sano y con un entorno acogedor. El toque de la comida italiano-argentina, como casi todo el personal que atiende, la decoración, y la música –jazz trompetero, “charliparkiano” por lo general- hacen que el rato que pases allí disfrutes del tiempo.

Sus especialidades son claras, la pizza, al tener un buen horno, y el vino, que mantienen varias botellas presurizadas con jóvenes y crianzas de los que gusta probar.

El menú de hoy ha sido el motivo para escribir, me gusta como tratan los productos, de primero unos pimientos rellenos de trocitos de lomo de ternera, sabrosos y elaborados. De segundo, puede parecer que una pizza (de jamón y piña, la mítica hawaiana) es un plato pesado (frente a otras opciones como una merluza o un escalope) pero quien ha estado en Italia sabe que la pizza de masa fina con pocos ingredientes, es un plato perfecto para ir hablando y comiendo sin que los ingredientes cansen mucho. Una buena mozzarella nunca es grasienta como otros quesos de las pizzerías comerciales, imposibles de digerir. Y la inteligencia del uso del horno (ya que lo enciendes) para los postres caseros, en este caso un cramble de pera, que es fácil de hacer y sorprende.

¿Y el precio? Curioso. Para afianzar clientes de oficina, es variable por la hora y yendo al primer turno son 9 euros, que estando en Chamberí y siendo un lugar con ese ambiente relajado y un trato muy correcto, es una apuesta valiente, frente a los 11 o 12 euros de otros menús cercanos.

Si estás por la zona de Quevedo y quieres parar para comer y charlar un rato, no lo dudes, este menú es una LIMA aspirando conseguir media más si ofrecieran varias opciones de los vinos que ya tienen oxigenados y presurizados dentro del mismo menú.

Tanino. Vallehermoso, 25 (Madrid)

http://www.tanino.es/