El otro día hablábamos de la Taberna Patouro y de toda la actividad gastronómica que está surgiendo en Vigo. Hoy nos quedamos en la zona centro y visitamos uno nuevo… The Othilio Bar. El concepto es prácticamente el mismo, un local bonito, unos camareros amables que conocen su producto y unos precios un poco de ocasión especial. Eso sí, con menú del día entre semana por 12,50€.
Es uno de esos lugares donde picotear sale mejor en grupo que en pareja, al final las raciones se reparten, se prueban más cosas y así los precios se racionalizan. En todo caso y, aunque nosotros fuimos sólo dos, con el hambre que teníamos también nos dio margen a probar un montón de cosas.
Arrancamos la aventura con una coca de sardina ahumada asada, la coca estaba rica, era una galletita crujiente sobre la que había un poco de pisto y la sardina. Le sobraban dos cosas… la cebolla frita crujiente y la reducción de vinagre de módena. Qué manía de echarle estas dos cosas a todo! Obviando este detalle estaba muy rica… si es que estas sardinas son todo un triunfazo, ya os lo dijimos en nuestra visita a la Sopa Boba.
De ahí nos pasamos a la Empanada de pulpo individual hecha al momento, que eran unas bases de masa filo fritas sobre las que estaba la zaragallada de pulpo. Rica, pero un punto aceitosa… frito con frito, pero original sin duda y cumpliendo con nuestra obsesión limonera. Con la cebolla bien pochadita.
Aunque lleve poco tiempo abierto este lugar ya tiene un plato estrella, es el bocata de churrasco de cerdo ibérico con parmesano gallego (9,50€), otra vez con cebolla frita que no pegaba, rúcula… y otra vez con reducción de vinagre de módena. Qué hemos hecho nosotros para merecer esto. Con lo bien que le habría quedado un rico chimichurri o un toque de salsa barbacoa. En fin… aburrimientos a parte estaba buenísimo, los trozos de churrasco estaban enteros y el bocata es hermoso.
El tataki crujiente de atún rojo con wasabi estaba insipidillo, el atún era un bicho precioso, jugoso y bien cortado pero le faltaba un poco de sabor. De crujiente tenía poco y el momento wasabi decepcionaba un poco porque estaba en el borde del plato listo para mezclar con la soja. Echamos de menos los palillos y de más esa base de rúcula que en contraste con el atún sí que sabía muchísimo, tanto que acaparaba todo el sabor.
Ya os dije que íbamos con hambre así que después de probar todo esto… aún nos quedaba un agujerillo y sumado a la gula con la que vinimos de serie probamos el Steak Tartar con yuca, donde todo estaba rico hasta que apareció en el plato ketchup… pero por quéeeeeeeee. En qué momento alguien creyó que juntar un steak tartar buenísimo con ketchup era buena idea.
De postre probamos el cheesecake con mermelada de naranja amarga y… no nos terminó de convencer era pura nata. En cuanto al vino probamos un 7 cupos (12,50€ la botella) muy rico y bastante, bastante bien de precio.
El local es bonito aunque extremadamente ruidoso, solo había seis mesas y había momentos en los que empezaba a doler la cabeza. Sirven muy rápido, todo está genial presentado y en general son apuestas muy ricas y diferentes aunque mal aliñadas (por suerte con fácil solución). La cuenta salió por 37 euros por cabeza… ya os anticipamos que Vigo se estaba subiendo un poquito a la parra. La comida es de dos limas, el precio y los aliños, reducciones y ketchups varios le cuestan un limón.
Calle Luis Taboada nº 9 Vigo (Pontevedra).
Telf: 986 19 00 17