De Lima a Limón

Crítica – cítrica


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EL ATENEO… menú gourmet con toque cultural (Madrid)

El Ateneo se fundó en 1835 aspirando a ser un punto de encuentro donde reinase la libre discusión y las animadas tertulias. Sus fundadores se definían como románticos-liberales, y no sabemos muy bien si discutían o no, pero la verdad es que por allí pasaba la gente más influyente del lugar, desde el Presidente Azaña a Unamuno pasando por todos y cada uno de los premios Nobel que tiene nuestro país.

Hoy vamos hasta su restaurante para probar el menú de otoño. Hay dos formas de entrar, bien y mal… Desde aquí os recomendamos que entréis mal y os perdáis. Si queréis ir directos entrad por la calle Santa Catalina 10, llegaréis a un lugar moderno, bien decorado, con luz íntima y un encargado de buena planta que os guiará hasta vuestra mesa. Si entráis mal accederéis por la puerta del Ateneo, subiréis unas escaleras maravillosas, probablemente acabaréis perdidos en la biblioteca (que junto con la del Senado es de mis favoritas) y después, tras haberos perdido y maravillado a partes iguales, bajaréis unas escaleras y llegaréis a la planta alta del restaurante.

El restaurante lo lleva la gente de la Alpargatería, quienes han dejado su momento italiano al margen y se han dado a la comida más tradicional con un toque. Tienen un menú cada temporada, vale 14,90€ y como opción aparente en caso de compromiso es más que recomendable. En la opción de menú puedes elegir entre 5 primeros y 7 segundos, por falta de opciones no va a ser.

De primero elegimos una ensalada capresse en espejo de tomate… donde la mozzarela estaba muy rica, las aceitunas negras estaban bien… pero el espejo de tomate era de las cosas más insípidas que hemos probado. Y un Carpaccio de Buey que estaba super rico, la vinagreta con tomate seco que llevaba por arriba le daba un toque fantástico.

De segundo elegimos una Hamburguesa con provolone y patatas fritas, donde las patatas fritas del cucurucho estaban regulerillas pero la hamburguesa era para enamorarse, qué carne más rica! Qué bien tratada! qué buena! y el Bacalao Confitado con compota de tomate, hijo mío si no le haces algo al tomate no eres nadie en el mundillo gastronómico.  Bromas a parte el bacalao estaba espectacular, aunque la ración se les quedó un pelín escasita.

Los postres no defraudaron, igual que tampoco lo hizo el pan, la Crême Brûlée o la versión francesa de la crema catalana, estaba de morirse y el carpaccio de piña no se quedó atrás.

El local tiene un problema, es demasiado ruidoso, y corres el riesgo de acabar hasta el gorro de las chapas unamunianas y de los debates profundos que tienen los de la mesa de al lado. O quizá no, y tal y como querían los fundadores, te acabes sumando a la animada tertulia romantico-librepensadora.

En todo caso, con sus luces y sus sombras (de Bohemia) se llevan una lima y media.

ATENEO: Santa Catalina, 10. Madrid

http://www.ateneomadrid.es

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CASA GAZPARAGA… el que tuvo, retuvo pero poco (Vigo)

Hace unas cuantas semanas visitábamos El Turista, hoy seguimos en la misma línea y nos vamos a otro clásico de la ciudad forjado a base de resistir y resistir… El Casa Gazparaga en el arco de la Plaza de la Princesa de Vigo.

Estos locales tienen la capacidad de hacerte viajar en el tiempo, nada, excepto el uniforme del policía nacional que se comía un bocata de calamares en la barra, ha cambiado en los últimos 40 años. Bueno, eso, y los pobres dueños que han ido envejeciendo y, probablemente, perdiendo facultades.

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Las botellas de brandy siguen igual, la barra, las mesas con manteles azules… El dominio absoluto de la señora que obliga al marido a quedarse atrapado en los dos metros de barra… El trato familiar donde por un momento te parece que la señora que te convence para que te comas un cocido es tu abuela. Todo sigue igual pero las cosas ya no saben igual.

Todos los días hay pescado fresco, unas almejas a la marinera que tienen fama y unas navajas que, probablemente quiten el sentido, además, pese a la zona en la que está sigue siendo realmente barato, las raciones no pasan de 8 euros.


Tras la insistencia de la buena mujer pedimos una ración de cocido y una de bacalao cocido y a ambas cosas le pasó lo mismo, venían como lavadas, les faltaba sabor. El cocido era abundante, con mucha verdura (cosa que agradezco y que, en general, escasea) pero ya os digo que con todo lo que tenía (costilla, chorizo de cebolla, carnes variadas) debería ser una explosión de sabor que no fue. Para más inri, los garbanzos eran de bote.

Al bacalao le pasó tres cuartas de lo mismo, le sobró un día de desalado y, la verdad es que los dos trozos no eran de los mejores (demasiado finos) y, por tanto, harinososo… Eso si, el detalle del huevo cocido me llegó al alma y me hizo pensar que, realmente, estaba en casa.

Del postre mejor no hablar nos vendió tan bien la tarta de queso casera que hubo que probarla… Alguien debería sacar una ISO que dijera que aunque las tartas royal manchen cazuelas… Eso no las convierte en caseras.

En resumen, un buen sitio para comer si os pilla de camino, pero acordaos de nosotros y comed almejas y un pescado del día frito… Una experiencia de viaje al pasado, auténtico y de calidad pero donde el tiempo ha hecho que las manos de la cocinera no sean las mismas se mece una lima medio limón.

CASA GAZPARAGA: Plaza de la Princesa. 4 Vigo.


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D´TONHO… una visita al país vecino (Porto, Portugal)

Este fin de semana, aprovechando el buen tiempo hemos hecho una escapada en familia al país vecino, Portugal y no me he resistido a hacer la primera, espero que de muchas, crítica cítrica internacional.

Para un gallego del sur ir a Portugal viene a ser como para un madrileño ir a Segovia. Un plan muy habitual aunque no por ello menos apetecible y es que… Al igual que pocos se resisten a un buen cochinillo no hay quien se pueda resistir a un buen bacalhau o a algo tan sencillo como un frango no churrasco. Esta vez era una ocasión algo especial, así que en vez de ir a nuestros sencillos habituales de Valença tiramos de autopista y nos fuimos hasta Porto a visitar uno de sus restaurantes más famosos en plena Ribeira el D’tonho.

Si buscáis comer con las vistas maravillosas del Duero, su página web puede llevaros a un cierto engaño, las fotos parecen hechas por esos profesionales de las páginas de pisos de alquiler donde todo es inmenso y súper luminoso, pese a que los ventanales no son como prometen, el sitio es bonito y acogedor.

 

Nada más llegar te colocan una mesa auxiliar con el couvert, en cristiano, todos los entrantes disponibles, entre el hambre con el que llegas y la buena pinta que tiene todo decidir es un gran esfuerzo. Nosotros nos decantamos por unas Zanahorias aliñadas, con su buena dosis de cilantro, conejito a la brasa, queso de oveja y las clásicas pataniscas de bacalao que vienen a ser una especie de buñuelo. De segundo pedimos bacalao, dos raciones para cuatro ya que suelen, y digo suelen, ser abundantes y de beber dos botellas de tinto una de Dão y una de Douro.

El camarero, muy atento (cosa no tan frecuente en sus convecinos) nos fue trayendo todos  los platos y, no os voy a engañar… Era mucho mas feliz viendo para ellos que una vez que los estaba comiendo. Las materias primas eran excelentes, la posta de bacalao era un sueño, la presentación era fantástica pero en cuanto le metían la cuchara de palo al asunto la fastidiaban. El bacalao a moda de Julio Gouveira estaba helado y por mucho que lo intentamos no logramos adivinar de qué era aquella salsa que llevaba, las raciones eran el equivalente a méia dose aunque el precio (cerca de 20€) parecía presagiar que seria para dos personas y el postre no mejoró en absoluto nuestra percepción.

En resumen, unos 35€ por cabeza, unas expectativas demasiado altas, un precio, una presentación y una ubicación maravillosa que, desafortunadamente, no se corresponden con lo que te llevas a la boca. Por todo ello, nuestra calificacion es de una lima y un limón y medio. Quiza vuelvan los tiempos que le trajeron la fama pero lo que esta claro es que el D’tonho ya ha vivido tiempos mejores.