De Lima a Limón

Crítica – cítrica


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EL ESTRAGÓN… una terraza que le da la vida. (Madrid)

Hace mucho tiempo que no vamos a un restaurante vegetariano, prácticamente, desde octubre del año pasado cuando fuimos al Granero de Lavapiés. Así que ya iba siendo hora de volver… El elegido es el Estragón en la Plaza de la Paja de Latina, justo enfrente del Cosaco.

Esta plaza tiene algo mágico, daría igual que nos dieran alfalfa para comer, sólo por estar sentados al solecito, refugiados del viento y sin coches pasando por el costado, comer vale la pena. Lo difícil de esa Plaza es levantarse… id a comer con tiempo o acabaréis con cara de pena pidiendo «cinco minutos más, cinco minutos más». Por dentro es una taberna «riquiña», de esas con manteles de cuadros y luz tenue que hacen que las fotos de la comida salgan horribles y que te entren ganas de agarrarle la mano a la persona que tienes enfrente.

Habíamos estado en el Estragón alguna vez comiendo de plato y recuerdo que los canelones nos habían gustado mucho, el pimiento relleno no, era una «arrozada» cargada de especias que no se acababa nunca. Eso sí, todo bien regado de queso y nata para darle contundencia. Las verduras no engordan, los restaurantes vegetarianos sí.

Esta vez probamos el menú del día que en terraza cuesta  12 euros, primero, segundo, bebida y postre. Ese solecito de primavera, sin necesidad de más, ya les vale una lima. Los primeros eran ensaladas y una crema caliente, que, la verdad es que no apetecía un pimiento y los segundos eran contundentes y a lo vegetariano. Esto de «a lo vegetariano» merece una explicación, es algo así como la capacidad de un cocinero vegetariano de incluir en cada plato todas las verduras que había en el mercado, sólo así puedes llegar a creaciones que incluyan en un mismo plato aros de cebolla, lombarda, calabacín rallado, zanahoria cruda y ensalada de legumbres… Es como el mal del buffet libre donde se combina de todo y nada encaja bien.

el estragon de lima

De primeros pedimos la ensalada Niza con eneldo que recordaba a Grecia, con queso feta y huevo cocido bastante sabrosa y rica si no fuera porque estaba hecha con lechuga iceberg… mucha verdura, mucha verdura y acaban haciendo ensalada con un balón de balonmano. Y la Ensalada Napolitana con salsa chantillí (a.k.a. mayonesa porque de la nata no se veía el rastro) con más lechuga iceberg… y sin nada de gracia.

De segundos había escalope de berenjena y pisto. Que era un bocadito de berenjena relleno de queso y empanado, rico y con queso infinito, de ese que si te descuidas llegas al otro lado de la plaza  con el trozo en la boca y el hilo no se ha roto acompañado de: 1 pisto, 2 pimientos del piquillo (seguimos sin estar en temporada), 3 lombarda cruda y 4. patatas fritas revenidas. Lease, un plato «a la vegetariana.» y un Arroz con verduras al curry, dulzón pero rico, con bastantes verduras, salsita y un arroz integral de ese que ejercita mandíbulas. Estoy convencida de que el arroz integral es uno de esos alimentos con calorías negativas, gastas más en masticarlo que lo que te comes.

De postre probamos el yogur casero con miel, y la verdad es que valía la pena. La mujer que nos atendió era simpática y la comida era… pues lo que os hemos contado, comestible e incluso algunas cosas, rica. De plato se lleva lima y media, de menú… se queda con la lima que le da la terraza y la vida.

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Un año de limoneo.

Entretenidos con nuestras limas y nuestros limones y casi sin darnos cuenta acabamos de cumplir un año, parece que fue ayer cuando publicamos Tepic, nuestra primera entrada, pero van ya 121 críticas cítricas… y las que nos quedan. Un año merece una entrada especial y no se nos ocurre nada mejor que una recopilación de lo que supone ser crítico cítrico, los mejores momentos, la limas… su punto malo, los limones y los buenos y malos la lima-limón.

La primera lima es, sin duda, el mundillo gastronómico. El universo de la gastronomía es infinito, la cantidad de buenos profesionales, de currantes y de buena gente que hay en él no se queda atrás. Encuentros como Madrid Fusión hacen que cada minuto de trabajo dedicado a este blog hayan valido la pena.

La segunda lima va para las sorpresas limoneras. Esos sitios a los que nunca hubieras entrado sin el aliciente de escribir una entrada sobre ellos y que acaban resultando un tres limas. El Casa Gerardo y su mes del queso artesanal del que os hablaremos próximamente es uno de ellos.

Y la tercera lima va para El Universo Limonero. Es hora de ser honestos, tener un blog es la excusa perfecta para enredar, para innovar, para explorar nuevos temas: WordPress, la magia de la fotografía, otros tipos de entradas, los cuestionarios limoneros… Hay miles de terrenos por explorar y el el Universo Limonero es la mejor excusa del mundo.

La Lima-limón. Uno siempre está de servicio, sentarse a comer en un restaurante nunca va a volver a ser lo mismo. En cuanto entras en un sitio y te ofrecen mesa en lo primero que piensas es en la luz para las fotos, después el ritual de sacar la cámara, la libreta y el boli a fijarse en todos los detalles… contener a los compañeros de mesa para que no estrenen el plato antes de que haya pasado por el photocall… Es divertido, da conversación y siempre se aprende, pero hay días en los que desearías no estar de servicio, aunque hay algo en tu cerebro que ya no desconecta.

Y los limones

El primero. Nunca vuelves a tu restaurante favorito, con la cantidad de sitios que hay para visitar no puedes permitirte el lujo de repetir restaurante… ni aunque sea tu sitio favorito. Es más, cuando vuelves después de haber probado tanto, muy probablemente haya dejado de parecerte tan bueno.

Segundo. El momento Sherpa. Da igual que estés en medio de la Zimbaba todo el mundo espera que sepas donde hay un restaurante que vale la pena. Por desgracia, no siempre es así… Y aunque parezca romper con el hechizo, un buen crítico vive de buenos chivatazos.

Y el tercer limónLos compromisos. Esos momentos en que alguno de tus conocidos te lleva a un lugar con toda la ilusión del mundo esperando que le des tres limas y cuando lo pruebas resulta que no merece ni una entrada… Siempre quedaría la opción de convencerlo de que es tan bueno que si lo hiciéramos popular perdería el encanto pero, sería muy poco cítrico.

Con sus limas y sus limones ha sido un año fascinante, el primero de muchos que esperamos compartir con todos vosotros. Muchas gracias por estar siempre ahí!

Aaaah y un aplauso para MariLima Monroe que ha venido a cantarnos el cumpleaños feliz 🙂

Marilima


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CASA GAZPARAGA… el que tuvo, retuvo pero poco (Vigo)

Hace unas cuantas semanas visitábamos El Turista, hoy seguimos en la misma línea y nos vamos a otro clásico de la ciudad forjado a base de resistir y resistir… El Casa Gazparaga en el arco de la Plaza de la Princesa de Vigo.

Estos locales tienen la capacidad de hacerte viajar en el tiempo, nada, excepto el uniforme del policía nacional que se comía un bocata de calamares en la barra, ha cambiado en los últimos 40 años. Bueno, eso, y los pobres dueños que han ido envejeciendo y, probablemente, perdiendo facultades.

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Las botellas de brandy siguen igual, la barra, las mesas con manteles azules… El dominio absoluto de la señora que obliga al marido a quedarse atrapado en los dos metros de barra… El trato familiar donde por un momento te parece que la señora que te convence para que te comas un cocido es tu abuela. Todo sigue igual pero las cosas ya no saben igual.

Todos los días hay pescado fresco, unas almejas a la marinera que tienen fama y unas navajas que, probablemente quiten el sentido, además, pese a la zona en la que está sigue siendo realmente barato, las raciones no pasan de 8 euros.


Tras la insistencia de la buena mujer pedimos una ración de cocido y una de bacalao cocido y a ambas cosas le pasó lo mismo, venían como lavadas, les faltaba sabor. El cocido era abundante, con mucha verdura (cosa que agradezco y que, en general, escasea) pero ya os digo que con todo lo que tenía (costilla, chorizo de cebolla, carnes variadas) debería ser una explosión de sabor que no fue. Para más inri, los garbanzos eran de bote.

Al bacalao le pasó tres cuartas de lo mismo, le sobró un día de desalado y, la verdad es que los dos trozos no eran de los mejores (demasiado finos) y, por tanto, harinososo… Eso si, el detalle del huevo cocido me llegó al alma y me hizo pensar que, realmente, estaba en casa.

Del postre mejor no hablar nos vendió tan bien la tarta de queso casera que hubo que probarla… Alguien debería sacar una ISO que dijera que aunque las tartas royal manchen cazuelas… Eso no las convierte en caseras.

En resumen, un buen sitio para comer si os pilla de camino, pero acordaos de nosotros y comed almejas y un pescado del día frito… Una experiencia de viaje al pasado, auténtico y de calidad pero donde el tiempo ha hecho que las manos de la cocinera no sean las mismas se mece una lima medio limón.

CASA GAZPARAGA: Plaza de la Princesa. 4 Vigo.


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MAIIA THAI… lo segundo mejor de Tailandia, en Madrid.

En De Lima a Limón seguimos por nuestra ruta de restaurantes exóticos… no es que creamos que un buen filete con patatas no pueda ser un manjar, o que dentro de nuestras misiones no esté el encontrar la mejor ensaladilla rusa del mundo… o la segunda mejor tortilla de patata (siento deciros que la primera siempre está cogida por nuestra madre y contra eso no se puede competir) pero es verdad, que esto de viajar sin salir de tu ciudad tiene su punto.

Hoy nos vamos hasta Tailandia,  sin salir del pleno centro de Madrid y llegamos al Maiia Thai, un lugar que sólo se puede pronunciar bien si tienes una bola de chicle enorme en la boca. Un restaurante con dos plantas, la baja muy chiquitina y la alta no mucho más grande, acogedor y modernillo.

Los mediodías de entre semana tienen menú, por algo más de 10 euros es una opción más que recomendable, con primero (donde siempre hay sopas, y los tailandeses… de sopas saben mucho), segundo, bebida y postre. Nosotras fuimos a picar algo de noche y aunque la cuenta subió a unos 17€ por persona calidad precio es perfecto.

Pedimos para picotear unos rollitos de pollo que venían con una salsa un tanto picantilla, no dejaban de ser una versión más del manido rollito de primavera así que no merecen más historia… lo mejor vino después. Las verduras salteadas con jengibre y sésamo estaban deliciosas, las gambas en salsa de coco con hierba tailandesa eran espectaculares, no había arroz suficiente en el mundo para mojar aquella salsa y el plural de la palabra gamba no era exagerado. Para rematar la faena probamos el pollo con anacardos, que tenía un punto medio caramelizado, garrapiñado más bien (hay que tener mucho cuidado en los tiempos que corren que uno lee caramelizado e inmediatamente piensa en la cebolla requetepochada que pega con todo) en cualquier caso, buenísimo.

Hablaba antes de lo especialistas que son los tailandeses con esto de las sopas, el tema es que con las salsas no se quedan atrás, la mezcla de la leche de coco, la lima y lo que quiera que le echan es fascinante.

De postre probamos la tarta de chocolate negro con sorbete de mango.. no era especialmente tailandés pero… como dice el señor ese «ya tu sabe». Me quedaron unas ganas inmensas de probar el arroz negro tibio con helado de coco, pero nos pareció mucho coco para un día.

Resumiendo, por desgracia todos desearíamos comer lo mismo sentados en una terraza de la costa tailandesa, con esos barcos tan peliculeros y ese agua tan calentita, pero por desgracia, no todo puede ser en esta vida. Mientras esperamos a que ese día llegue el Maiia Thai no es un mal remedio, la comida es deliciosa, el precio es más que razonable y el lugar no está nada mal. Así que ahí van nuestras dos limas.

MAIIA THAI: Princesa 13, Madrid

http://maiiathai.es/


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MACEIRAS… un rinconcito de Galicia en Madrid

Con permiso de la gallega fundadora de este blog y para los que no podemos viajar tanto a Galicia como quisiéramos, hoy os presento mi rinconcito de Galicia en Madrid.

El Maceiras es un pequeño local situado en el céntrico barrio de las Letras, concretamente, en la calle Huertas 66 en el que se pueden encontrar una gran variedad de tapas gallegas con las que calmaros cuando os invade la morriña.

La carta es una original tabla de madera, cual paleta de pintor, escrita a mano con boli. Con el gran número de tapas (incluido marisquito) que tienen cuesta decidir pero al estar en una taberna- pulpería no podíamos dejar de pedir una Ración de pulpo ( ½ ración 7€), no es lo mismo que comerlo en alguna de las callejuelas de Ourense o Melide donde las pulpeiras salen y realizan el ritual en plena calle, pero hay que probarlo.

También elegimos una ración de chorizo criollo (5€) y mi especialidad, una tabla de quesos de Galicia (7€) con una selección de quesos ricos con denominación de origen que hay en Galicia: O´Cebreiro, Tetilla, San Simón y Arzúa Ulloa.

Para acompañar estos manjares, tienen botellas de vino Albariño o Ribeiro servidos en las tradicionales tazas (cuncas) pero nosotros en esta ocasión lo acompañamos con una tercio de “Estrella Galicia” (2,5€) que también es muy de la tierra. 😉

Para terminar, os recomiendo un toque dulce con unas filloas (una versión gallega de la crepe francesa) , un trozo de tarta de Santiago o un poco de queso.

Si hay que poner algún pero a la visita no es a la comida, sino al intento de modernidad que quieren dar. Las comandas que toman las amables camareras se hacen en pda pero luego ni se pude pagar con tarjeta ni te dan la clave de una red wifi que tienen visible en el local.

En resumen, un restaurante donde recordar algo de Galicia, donde cenar por menos de 15€ por persona, que no quita las ganas de volver a la tierra, pero que ayuda a sobrellevar la morriña. Por eso, le doy una lima y medio limón.