El invierno tiene una herramienta culinaria por excelencia: la cuchara. En esta liga compiten los potajes de cualquier variedad de legumbre, los guisotes contundentes, las sopas de verdad (que no el simple agua de haber cocido algo bautizada con unos cuantos fideos y una pastilla de caldo Starlux) y, por supuesto, los cocidos.
Del cocido hay casi tantas versiones como del gazpacho, todas por regiones y cada una con su fiel escudero… confieso que en estos temas soy una mercenaria apátrida, a todos les reconozco sus virtudes, del gallego al montañés pasando por un buen cocido madrileño. Es más, es uno de esos pocos platos que, como en los bares hacen cantidades industriales, incluso están más ricos fuera de casa que en casa.
Así que continuando con nuestra búsqueda de la excelencia limonera abrimos nueva categoría: #MCM, buscamos el Mejor Cocido de Madrid. Visitamos clásicos, bares de postín y cutre bares, cocido de menú y menú de cocido. Hoy inauguramos la sección con una visita a la Taberna de Daniela.
La Taberna de Daniela es uno de esos lugares con éxito, con tanto éxito que tienen cuatro sucursales, una en Cuchilleros (lo que viene a ser Latina), otra en Medinaceli (sí, enfrente de ese lugar tan sacrosanto donde las colas pueden llegar a batir el record de la Manolita en pleno diciembre), otra en Goya y la última cerquita del Santiago Bernabeu. Pese a que por falta de opciones parece no ser… conseguir una mesa en fin de semana es tarea complicada.
Cuando por fin la conseguimos resulta que hay turnos, puedes elegir comer a las 14 (toc, toc, señores que esto es España), a las 15:30 (antes de un cocido tomar el aperitivo no es buena idea…) e incluso si les apuras a las 16:30 ( cocido de merienda, una nueva versión). Nos lo pusieron fácil, sólo les quedaba mesa a las 14 en el restaurante de Medinaceli.
El local se les queda muy pequeño y mira que lo tienen aprovechado. Eso hace que las mesas estén extremadamente juntas, que si te descuidas puedas robarle el chorizo al vecino de enfrente y, sobre todo, que los camareros se tropiecen contigo cada vez que pasan. Para colmo las mesas son mínimas, y señores, el cocido servido en bandejas ocupa.
El cocido en sí es rico, por los 25€ (sin bebida ni na de ná) que cuesta ya puede estarlo. La sopa te la sirven en sopera para que te despaches a placer y se ofrecen a traerte más de lo que quieras. Aunque en la web dicen que lo sirven en tres vuelcos, sota, caballo, rey, el caballo (repollo, garbanzos, patata, zanahoria y bola) viene junto al rey (lo que en Andalucía llamarían la «pringá»).
La sopa está rica, tiene un punto saladito, los fideos están en su punto y el punto grasosillo existe pero no es excesivo. El repollo con los garbanzos y todo eso está bien, lo sirven con un par de salsas de tomate (con comino y con ajo y perejil) que recuerdan al salmorejo… cuando se lo echas por encima está rico, pero para mí deja de ser cocido así que mejor usar la salsa para remojar el pan y dejar los garbanzos solos. Y la pringá, bien, morcillo de ternera, choricillo, tocinito, pollo y tuétano. Nada delicioso pero tampoco nada que objetar.
Problema, tienen tanta prisa en sacarte de delante que no has terminado el plato de sopa y ya te lo han quitado, aunque tengas la cuchara en la mano, y te han puesto delante el segundo y el tercer vuelco… sí, te ofrecen más, pero no te dan tiempo apenas a terminarte lo que tienes en el plato y, lo siento mucho, pero por mucho que se empeñen el cocido no es fast food.
Los postres tienen buena pinta, el tatín de manzana con nata líquida está muy rico, pero tomarlo es una prueba para los más fuertes. Comer cocido en hora y cuarto con postre y café incluído roza un record que sólo esos concursos de americanos redondos pueden superar y así, el cocido no sienta bien. Eso sí, en su sincronización perfecta les da tiempo, incluso, para venderte lotería.
Una experiencia de lo más completa. Conclusión, el cocido bien, el agobio excesivamente mal y el precio bastante por las nubes. Ese local debe de ser una mina de oro cuando consiguen sacarle tres servicios a una mesa en un mismo mediodía. Vamos… que una lima obvia al cocido y un limón y medio a todo lo demás. El Mejor Cocido de Madrid sigue buscando dueño.