De Lima a Limón

Crítica – cítrica


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LA OTRA CASA… menú de autor en Lavapiés. (Madrid)

Coged vuestras agendas limoneras y haced hueco, porque hoy os traemos un sitio que, realmente, vale la pena visitar. Se llama La Otra Casa y se esconde en la calle Olivar, en pleno barrio de Lavapiés. Un local de productos de temporada, muy buena calidad, bien trabajados y, encima, a buen precio. Para qué queremos más.

La calle Olivar es pura cuesta, siempre es una ventaja, si vienes con hambre te apeas en Tirso de Molina y sólo hay que bajar y si has desayunado demasiado, todo es cuestión de bajarte en Lavapiés y subir la cuesta. Lo importante es llegar a La Otra Casa con ganas de comer, todo tiene tan buena pinta y está tan rico que una vez que empiezas te entran ganas de probarlo todo.

El local es mono, tiene las paredes llenas de cuadros, tan llenas que no cabría ni una foto carnet más. Los manteles son de tela, de esos que hacen que te sientas un poco como en casa, y de fondo suena Jazz. Es un sitio tranquilo, donde se puede hablar y con las mesas suficientemente separadas como para que el de al lado no participe de tu conversación.

La carta tiene unos veinte platos que van desde los cuatro euros a los 15. Los dividen en aperitivos, primeros, principales y postres y para hacernos la vida más fácil tienen una opción donde por tres platos por 16,50€ (o 19,50€ con postre) tú te configuras el menú a tu gusto. Y eso fue lo que hicimos.

De aperitivos probamos el Cebiche mixto, de pulpo, chipirón y piña que estaba riquísimo. Es un plato sin demasiada buena pinta, (no estamos acostumbrados a comer cosas blancuchas y rosas), pero que bien hecho es una delicia. y las Papas rellenas de morcilla, pasas, ají y alioli, muy curiosas y muy ricas. No os diremos más para no estropearos la sorpresa.

De primeros optamos por la menestra de verduras, que no defraudó, verduras de temporada, frescas, al dente y guisadas con pimentón… muy muy buenas. Y la Ensalada burratina con frutos rojos,  no llegaba a burrata, pero tampoco lo prometían, una versión de la ensalada caprese sin tomates cherrys y con fresas, original y muy buena.

Y por último los principales, la hamburguesa de rabo de buey estaba deliciosa. Era contundente y aún así hubiera sido capaz de comerme otras dos de pura gula. No os vayáis de este sitio sin probarla. Y el fish and chips de bacalao donde llegó la única pega de la comida… el bacalao estaba perfecto, bien desalado, se deshojaba, frito como en tempura… maravilloso, pero las patatas debían de llevar fritas desde las 8 de la mañana. Cómo puedes estropear una comida tan, tan, tan, tan rica con esas patatas!!!!

Religión patatera al margen, la comida por calidad y precio es de dos limas y media, el local es super agradable, la camarera es muy maja, el servicio es rápido, todo está rico y logran hacer con los productos de siempre algo diferente. Sin embargo, la patata revenida les cuesta medio limón.

LA OTRA CASA: Calle del Olivar, 6. Madrid.

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LOS CHUCHIS… rompiendo mitos de gastronomía inglesa (Madrid)

Hay gastronomías malogradas, muy malogradas y luego está la británica. De esta elegante estirpe se escucha decir muchas cosas, del mito de los «gentelmenes» a sus famosas cerocerosieteanas bebidas, sus decoradas cestas de picnic y sus elaborados sombreros pero nunca ,nunca, nunca he oído hablar bien de su gastronomía. Hoy rompemos una lanza en su favor y, sin que sirva de precedente, hablamos bien de un restaurante anglófono.

La excepción en cuestión se llama Los Chuchis (sí, no hacer bromas con este nombre es complicado y hacer bromas que no sean demasiado ridículas es imposible, hay que asumirlo). Esta en pleno barrio de Lavapiés pero escondido en la parte baja de la calle Amparo. Es un local chiquitujo, donde la barra tiene forma cuadrada y ocupa la mitad del local, tiene espejos, maderitas en colores azulillos y cuatro mesas (1, 2, 3 y 4).

Efectivamente, aunque la barra siempre es una opción, es mejor reservar, en la cena tienen dos turnos de 9 y de 10.30, pero aunque elijas el turno de 9 no es uno de esos sitios donde te metan una prisa excesiva para que te largues. Cosa que se agradece. La carta es mínima y tierna, escrita a mano, con sus corazones… Vaya, que es una fotocopia en folio, pero consiguen que mole. Los platos andan entre los 7 y los 15 euros y las raciones son para compartir.

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Hubo dos cosas que nada más ver la carta tuvimos claro que había que pedir. Las pieles de patatas fritas con crema agria y salsa picante y el queso Cambembert fundido con romero y ajos al horno. Si os quedáis con más hambre pedid algo más, pero no os vayáis del local sin haber probado estas dos cosas salvo causa de muerte.

Las pieles de patata son crujientes, sorprendentes, infinitamente más ricas que la gran mayoría de las patatas fritas que puedes encontrar en este mundo. Se comen solas, tienen muchísimo sabor y la crema agria, bueno la verdad es que no conozco nada a lo que la crema agria le quede mal. Buenísimas! y el queso con ajos no se queda atrás para nada,   la ración trae dos cabezas de ajos asadas, una bandeja de pan recién tostado y un queso hermoso entero. El ritual es sencillo, coges el pan, un ajo lo untas como si fuera mantequilla y mojas ese pan en el queso. El ajo se vuelve suave y la mezcla es maravillosa! Puede que no sea el mejor plato si luego tienes una cita pero como si os sirve de consuelo os diré que el ajo una vez asado se vuelve prácticamente inofensivo.

La verdad es que con esto hubiéramos cenado, pero… nos pudo la gula, así que pedimos un pastel de pastor, una versión british del empadao portugués. Un guisito de carne por abajo con salsa perrins y con puré de patata por arriba. Rico y contundente.

Dependiendo de los glotones que seáis la cuenta queda entre 15 y 20 euros por persona. Razonable, rico y diferente. Por cierto, entre semana tienen menú del día por 10 euros muy recomendable. Los chicos son majos, Scott el alma británica del asunto es un personaje encantador, el local es agradable y la comida es muy sorprendente. Por todo eso se llevan 2 limas.


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EL GRANERO DE LAVAPIES… uno de los vegetarianos clásicos de Madrid

Cada vez que hablo de comida vegetariana alguien me imagina con orejas de conejo royendo el rabo verde de una zanahoria… Y se olvidan de que el pisto es vegetariano… O el gazpacho.. O las miles de ensaladas que se meten en el cuerpo con la tortura de la operación bikini… Estigmas aparte, lo cierto es que con verduras se pueden hacer un mogollón de cosas y esa es la mejor parte de los restaurantes vegetarianos, la cantidad de ideas que te dan.

Al tema, hoy nos hemos ido al Granero de Lavapiés, uno de los vegetarianos más antiguos de Madrid. Un lugar mini con terraza que siempre está a tope de hecho, uno de sus inconvenientes es que no es fácil adivinar sus horarios, no es la primera vez que quiero ir y me encuentro con la puerta cerrada. Lo cual no mola nada.

Su menú del día cuesta 10€ (11 si de postre eliges tarta), incluye primero, segundo, agua, postre y cafe… Completo y variado… Este día había de primeros: gazpacho, ensalada variada, crema de verduras, puding de hortalizas y alegría de legumbre y cereal. Y de segundos: croquetas de champiñón, tofu ecológico con berenjena, paella de verduras, tofu ecológico a la plancha y plato granero… Por falta de opciones y de tofu no sería.

Nosotros pedimos un pudin de hortalizas, con muchas hortalizas, un poco moreno de más y acompañado de una crema fría de calabaza con un regusto a vinagre que no nos convenció en absoluto… Y una alegría de legumbres y cereales que resultó ser un plato con quinoa (esa cosa que parecen pepitas de pimiento), pesto de perejil y frijoles, sorprendente y muy rico. Eso sí, excesivamente abundante.

Los segundos fueron unas croquetas de champiñón super super ricas y muy rellenas y un plato granero, quizá el momento conejo de la comida, un plato combinado con zanahoria y calabacín crudo rallado, unas lentejas guisadas en el centro del plato, dos aros de cebolla caseros ricos ricos, y un poco de arroz integral. Es cierto que después del hiperabundante primero ya no tenia demasiado hambre pero, en todo caso aquel mix alimentaba, no daba cargo de conciencia pero no tenía encanto ninguno.

El flan de manzana estaba muy rico, sabía bastante a canela lo que para los caneleros, entre los cuales me incluyo es garantía de éxito, y el batido de fruta resultó ser un potito de kiwi servido en esas copas chatas en las que bebían champán nuestras abuelas que solo te lo tomabas bajo la promesa de las vitaminas.

El sitio es correcto, la comida… Si eliges bien tiene cosas muy ricas y si eliges regular te da para comer sano y bastante bien de precio en el centro de Madrid. No es un milagro y la comida vegetariana da para más eso hace que se lleven medio limón pero la lima, no se la quita nadie.


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LAVAPIÉS… el paraíso madrileño de la comida india

Hablar de comida india en Madrid, es hablar de Lavapiés. No exageramos si decimos que debe de ser uno de los lugares de Europa con más restaurantes de este tipo por metro cuadrado, de hecho, hay tantos y está todo tan bueno que lo mejor es escribir sobre la zona y no sobre un sitio en concreto. Es cierto que todos los asiduos tienen uno favorito… supongo que es como cuando te mudas a una nueva ciudad con dos equipos de fútbol y algo en el ambiente te obliga a elegir.

Comida india

Vivir en la zona tiene sus sus curiosidades… como que los cajeros huelan a curry, te repitan la palabra vecina como papagayos o se pongan celosos cuando no vas a su restaurante pero, por suerte eso no os va a pasar… Lo que os encontraréis serán unos fantásticos menús del día por poco más de 7 euros que podréis comer en una terraza la mar de agradable… o la opción de comer a la carta por menos de 10€.

Para quienes no estén familiarizados con la comida india y tengan miedo a probarla… que lo pierdan, aunque los colores tan intensos asusten un poco y la comida sea bastante especiada es una experiencia que realmente vale la pena. Los platos son variados pero hay unos básicos que hay que probar… En primer lugar, las samosas (preferiblemente de pollo) son una especie de empanadillas triangulares, las hacen vegetales pero el relleno suele ser preparado congelado de ensaladilla con curry y no le termino de coger el punto. Otra opción imprescindible son las pakoras, un amasijo de verduras fritas con harina de garbanzo crujientes y supersabrosas.

De segundos mi favorito con diferencia es el Chana Masala, una especie de guisote de garbanzos que mezclado con el arroz basmati está de muerte! El pollo masala no se queda atrás… Generalmente son comidas con salsa que sirven en cazuelitas.. salvo el Tandoori que es una receta espectacular que debe llegar humeando a la mesa como si acabase de salir de un volcán.

No podéis iros sin probar un nan (que es su pan) lo hacen solo y relleno de queso o frutos secos, todos ellos están buenísimos y son perfectos para mojar y remojar en las salsas. Y ya que estamos.. o mientras se come (como hacen en el norte de Europa) o de postre un Mango Lacchi… yogur batido frío con mango. Delicioso!

Todos los años, por el mes de junio montan BollyMadrid, un festival de Bollywood muy interesante con una propuesta gastronómica para no perderse. Se hace una feria en la plaza de Lavapiés donde los restaurantes montan chiringuitos y venden especialidades por 1Euro. Una excusa perfecta para probar un montón de delicias de la india por muy poco dinero.

En definitiva, una comida diferente, rica, en el centro de Madrid y muy económica es una apuesta que se merece las dos limas y una recomendación… mejor para comer que para cenar, es más, para comer y luego no cenar.

Calle de Lavapiés. Madrid.