Llevaba demasiado tiempo con ganas de comer en el Gaudeamus de Escuelas Pías en el barrio de Lavapiés y, por fin, llegó el momento. La verdad es que el sitio, tal y como parecía merece la pena, las vistas son maravillosas, el local es una obra de arte y la comida es sorprendente.
Escuelas Pías en su día fue una iglesia y un colegio que de tan exitoso que era se acabó quedando pequeño, tras eso vinieron los malos tiempo, las ruinas, los ocupas… y la UNED y el milagro de la rehabilitación. Recuerdo que cuando llegué a Madrid sólo podías acceder si eras alumno o ibas con un alumno… o le echabas mucha cara y el conserje estaba despistado. Por suerte, ahora lo han abierto al público general y todos podemos disfrutar de esta maravilla 🙂
Tienen un menú del día que cuesta 12,80€ (un poquito menos si eres alumno) puedes elegir entre tres primeros y tres segundos y hay que reconocerles que tienen una imaginación desmedida, los platos varían muchísimo y las cosas siempre tienen muy buena pinta. Mucho vegetal, comida sana y muchos platos donde aparece la fruta como artista invitado.
En verano, por definición se come en la terraza, no hay dudas, ni extras, ni sobreprecios y eso es un punto para ellos. Los limoneros son de exteriores. Como punto malo… se han rendido a la plaga de la Cocacola de chupito (20 cl), si necesitan subir un poco el precio, que lo dejen en 13€ pero que no nos maten de sed.
Al tema, de menú. De primero había ensalada de verano (que tenía toda la cara de una ensalada mixta un poco xeitosa), calabacines y berenjenas… que eran unos bastones gigantescos en «tempura» que no debían estar muy allá porque marchaban de vuelta en los platos y tomates rellenos de verduritas, nos los recomendó el camarero y nos encantaron, era un tomate relleno de una ensalada picadita, con cilantro y zumo de lima. Muy cítrico y muy muy rico.
De segundo había albóndigas con calabaza, salmón a la plancha con verduritas y salsa de maracuyá que venía servido con unos fideos de arroz y hacían una mezcla deliciosa y rissoto de verduritas (sic) que pintaba fenomenal.. pero que tanta zanahoria lo estropeó, era bastante más dulce que las fresas con yogur que pedimos de postre.
La verdad es que el sitio vale muchísimo la pena, en el menú siempre hay platos realmente ricos y sorprendentes, el precio del menú es asumible y aunque la comida no es perfecta, la lima y media se la ganan.
GAUDEAMUS: Calle Tribulete, 14 Madrid.