– Qué, como ves el proyecto? – Qué proyecto? – Pues lo que te estoy comentando…
Este diálogo de besugos (nunca mejor dicho), viene después de un monólogo digno de la Paramount al que mi amigo asistía pensando que había ido a una entrevista de trabajo… Aunque aquello, al principio, pintaba bien poco tardó en darse cuenta de que muchos de los que se dedican a la hostelería no tienen ni idea de cómo hacer una entrevista de trabajo: Empiezan haciendo alarde de la tremenda obra que se está realizando, hablan de la » gran vuelta» que le van a dar a todo el local, de que van a hacer una cosa nunca vista, de lo mucho que les gusta meterse en la cocina y que jamás se les caerán los anillos por hacer lo que haya que hacer… de su búsqueda del plato estrella y, al final, confiesan que su relación con la restauración se limita a que les gusta salir a cenar con los cuatro amigos a los que tiene por socios.
Mi amigo nunca entendió, ni entenderá que un negocio que acaba de abrir pretenda tener un plato estrella cuando eso lleva años y, en realidad, es la gente quien va a determinar cual quiere que sea ese plato , no los dueños…
Tras el monólogo, el entrevistador se da cuenta de que tiene a alguien enfrente.. y decide interactuar:
– Bueno y tú te dedicas a esto? – Sí. (Le dice mi amigo sorprendido y tajante…) – Y dónde has trabajado?
La víctima cita el último restaurante en el que trabajó, sólo uno… visto lo visto no parecía necesario recitar todos en los que estuvo durante los últimos veinte años, considerando, además, que aquel hombre en su escenario improvisado e itinerante ni siquiera le había pedido el currículum.
Sin perder la esperanza y como si un espía de la guerra fria, mi amigo, intentó hacer una recreación de la situación en un dia de trabajo en ese «restaurante piloto».
– Que tipo de servicio quieres dar? – Ah!!, no sé. Para eso estás tú que eres el profesional…
– Veamos… tapería, restaurante, mezcla de ambos? – Sí, algo así.
– Con qué horario? – Desde desayunos hasta la primera copa – Ya. Pero es que hay gente que desayuna a las 7:30 de la mañana y otra a las 12:00 del mediodia, y la primera copa depende a que hora hayas cenado, si a las 21:00 ,o si a las 23:45…
– Mira, es que ya teníamos que llevar abiertos desde enero, estoy palmando mucha pasta, estamos a primeros de julio…
Disimuladamente, desliza aquello de que para amortizar ese «desaguisado» necesitaría que trabajase todos los días del verano sin descanso, llevando el sólo todo el servicio (120 personas) de la indefinidagastrotaperíarestaurante@2.0tasquitaVIP.es.
Mi amigo retuerce el cuello como si su cuerpo fuese a vomitar una crema fría de guisantes deconstruida (como su local en proyecto) buscando la cámara oculta y rezando a todo lo divino que se le ocurría para que lo que le estaba pasando fuese una pueril broma y dice:
– En todo este monólogo sobre tu proyecto has obviado una cosa muy importante, las condiciones económicas
– Ah!!, no, no. Yo en la primera toma de contacto nunca hablo de dinero…
– Ya bueno… es que comprenderás que si esto es una entrevista de trabajo, necesitaría saber cual sería mi remuneración para saber si me implico mucho , poco o nada en tu proyecto… No hubo respuesta.
Lo más triste de todo, es que mi amigo ya había asistido a varias entrevistas de este calibre y el panorama futuro no pintaba muy halagüeño ni reflejaba atisbo de mejoría, solo le quedaba la esperanza que todo siguiese su curso como hasta ahora y en el último momento saliese el “curro”, que no el trabajo de su vida.
LA MANO DE BUDA.