De Lima a Limón

Crítica – cítrica


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IKEA… dos limones y unas risas.

Aunque lo pueda parecer esta entrada no viene de una apuesta, nadie nos ha retado con un «no hay huevos» (aunque os abrimos la puerta a que lo hagáis) y tampoco es una promesa del peligrosísimo y, aparentemente inocente, juego del yo nunca. La hacemos porque, firmemente creemos que Ikea se merece una crítica cítrica.

Así es, su comida ha trascendido… hay gente, que no está en un psiquiátrico que confiesa que la comida de este lugar, directamente, le gusta. Otros lo asumen como un mal necesario… cuando uno entra en la Estación Espacial Internacional sabe dos cosas, que no va a salir de allí en mucho tiempo y que le va a tocar comer comida que fuera de allí no comería. Ikea es algo parecido.

Hay dos formas de comer en Ikea y ninguna resulta mucho mejor que la anterior, la primera es en modo rata, los perritos calientes cuestan 50 céntimos, son infames… pero son cincuenta céntimos y puedes echarle todo el ketchup que quieras, de hecho, puedes alimentarte de ketchup. La segunda es comer «comida«, la venden incluso en formato menú del día por 7,95€, ya no es irrisorio, pero sigue siendo barato e incluye la bebida que es de relleno gratuito… en una te bañas en ketchup y en la otra bebes pepsi hasta que tiemblan los párpados. Muy tipical espanich.

ikeadelima

Nosotros fuimos seres racionales (de los de Siniestro Total) y pedimos menú… empezamos con una ensalada de plástico en bolsa, con tomates cherry bala y queso goma. De segundo nos repartimos la versión saludable, el salmón con medallones de verdura que, si hubiera estado caliente habría sido bastante decente, incluso el engrudo de puré de patata con brocoli estaba presentable. Y las albóndigas, 15 ni una más, ni una menos, contadas con precisión sueca y con la posibilidad de llegar a 20 por un euro más… llegan y sobran. El puré de patata era presentable y la mermelada de arándanos no le quedaba mal del todo. Eso sí, con cinco hubieran sido más que suficientes, repiten hasta el infinito y más allá, eran las diez de la noche, acabábamos de conseguir salir de aquel agujero sin fondo y seguían repitiendo.

El postre fue, probablemente, lo menos malo de todo, una «almond cake chocolate» una versión en tarta de una chocolatina Lion.

El momento más simpático fue cuando nos dimos cuenta de que el bol de la ensalada estaba roto… parecía salido de un chiste, el colmo de Ikea es que te den comida en platos rotos. Es obvio que de esta crítica no podía salir nada bueno, pero si estas en un área comercial y tienes que elegir entre Burrikin, Masdonas e Ikea… casi me quedaría con estos últimos, son dos limones pero te ríes un rato.

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EL GALLO DE CANILLEJAS… y medio limón. (Madrid)

De todos los pescados, el mejor es el jamón”. Proverbio aragonés.

Hoy nos desplazamos a la periferia noreste de Madrid, al barrio de Canillejas, uno de tantos pueblos absorbidos por la reordenación municipal de 1949, que hizo que Madrid tuviera más habitantes que Barcelona y que configuró lo que sería la estructura administrativa actual.

Sin embargo Canillejas ya existía desde mucho antes, concretamente desde el siglo XII. Por aquel entonces era famoso por su moscatel,hoy en día pocas (o ninguna) vides se pueden encontrar entre los bloques de pisos, las autovías y el Estado Olímpico que nunca tuvo olimpiadas, pero donde sí podrían pedirse relaxings cafés con leche. El barrio fue absorbido municipalmente por el vecino distrito de San Blas y no fue hasta el año pasado que adquirió su denominación oficial de distrito de San Blas-Canillejas.

En la rotonda donde se unen el final de la Calle Alcalá con Avenida América para dar lugar al inicio de la A2, no muy lejos de la vecina M40, se encuentra el Bar El Gallo, típico bar de menús del día delante del Metro. Las vistas no son las mejores y el ruido es tremendo, ya que es uno de los nudos de comunicaciones con más tránsito de la capital, sin embargo el bar ofrecía cuatro primeros y cuatro segundos, pan, bebida (vino con casera como no) y postre por unos razonables 8,50.

De primero pedí unas alcachofas con jamón y es que el jamón pega con todo. Podrías tomar helado de chocolate con jamón y mejoraría su sabor. El jamón prácticamente mejora cualquier plato y no hace falta que sea cebo, recebo o bellota, para que sepa bueno. De segundo pedí trucha asada y no estaba mal, aunque la guarnición un poco pobre, medio limón, medio tomate y un poco de lechuga. Si hubiese sido una trucha a la navarra, rellena de jamón, el plato hubiera sido delicioso. El postre sólo había plátano, yogur y flan, ambos del supermercado, nada de caseros.

A pesar del precio aceptable le voy a dar medio limón como el que acompaña a la trucha. Hay que cuidar más los postres en los menús y no cuesta tanto tener más variedad de fruta o hacer natillas o flanes caseros. En el plato principal la guarnición es tan importante como la comida.
Consejo EmbiDioso: Salvo que seas un fumador empedernido y el Ducados sea parte esencial de tu dieta, no te recomiendo la terraza. Te alimentarás del humo de coches y autobuses.
BAR EL GALLO, Calle Alcalá 656 Metro Canillejas