De Lima a Limón

Crítica – cítrica


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NAKEIMA… y la fama merecida. (Madrid)

En la entrada de hoy ponemos a prueba el Nakeima, uno de esos sitios que en cuestión de meses se han puesto en boca de todos. Era la segunda vez que lo intentábamos, la primera de ellas, ilusos nosotros, fuimos a las dos y media esperando mesa como si fuera un restaurante normal pero… nada más parecido a la realidad, la segunda vez sí lo conseguimos, aquí la crítica cítrica de nuestra visita.

En Nakeima caben 20 personas, 18 sentadas y dos de pie. Dan un servicio en cada turno, como lo estáis leyendo. Uno a la hora de comer y otro a la hora de cenar… ya que dos y dos son cuatro, un máximo de cuarenta personas diarias comen en Nakeima, una estrategia curiosa pero que les ha salido bien. Lo están petando! Las soluciones fáciles aquí no funcionan, no vale reservar, hay que plantarse en el local a eso de la una en la comida y a eso de las 20.15 en la cena y hacer cola. Si  cuando llegáis la cola es de más de 20 personas… casi que no vale la pena ni que lo intentéis.

Si habéis sido madrugadores y suertudos un chico encantador saldrá con una libreta y te tomará nota, nombre y número de personas y te citará para las dos o las nueve de la noche. Así que te vas a tomar una caña, vuelves y esperas otra vez a que te llamen y te enseñen el rinconcito que han preparado para ti.

El sitio es simple y estrujado, fuimos los últimos afortunados y eso tuvo precio, nos tocó comer de pie. Un rollito muy StreetXo pero sin cubiertos de plástico, sólo con palillos. Pese a que es moderno e informal, en realidad, todo es muy civilizado, van tomando nota por orden… otro camarero más majo que el anterior te empieza a contar todo lo que tienen ese día desglosado por tipos, que si entrantes, que si niguiris, platos fuertes, platos más fuertes… el chico va anotando y te va encandilando como si fuera un encantador de serpientes y tú la cobra en la cesta. Tened cuidado o pediréis de todo, y lo peor, lo haréis felices.

Todo está muy a la vista, en la barra preparan un montón de platos y los demás los hacen en cocina que están detrás de ti, con unas cristaleras enormes. Todo transparencia. Así que más hambre que te entra. La comida sale a ritmo, si pides de todo no paras de comer y si hay algo que no has pedido, miras con carita de pena a los afortunados que la saborean.

De la comida, lo que menos nos gustaron los niguiris, como que aspiraban a mucho y luego no decían tanto, de entre ellos, el más rico, el ibérico, tocinaco del bueno sobre arroz  japo. Lo que más, el tataki de pez mantequilla dulzón sabroso y marinado en miso, de morirse!!! Eso sí, la salsa recordaba peligrosamente a las caballas de David Muñoz. Pero confesemos que estaba todo de morirse, el rollito de primavera, casero y mezcla entre chino y thai era ñaaaam. El palo de pollo estaba super rico, la salsa era deliciosa y el momento en que el palo fuera un palo de Lemon Grass mordisqueable les hizo subir un montón de puntos limoneros.

nakeima

El bocata de criollo era un poco «demasiado», momento chorizo (de buena calidad y no repetidor) mezclado con ensaladilla para «desengrasar», mi no comprender. guarrindongada total quizá tampoco muy recomendable. Lo que sí es recomendable es el Bocata de calamares en pan hervido, menuda delicia!! No os fiéis de las fotos de los «gastroreporteros» son unos mentirosos… en la foto parece enorme y luego el bocata es del tamaño de un polvorón. Y por último el curry de pollo. Picantito pero buenísimo.

La verdad es que no pudimos salir de allí sin haber probado el postre, una piña asada con crema de chocolate blanco y un ingrediente secreto salado que, aunque descubrimos, juramos no desvelar.

En definitiva, Nakeima es toda una experiencia, pese a que se definen como dumpling bar, nos ofrecieron de todo pero ese día dumpling ni uno, las cosas estaban buenísimas… todo en general y cada cosa en particular, el rollo es muy StreetXo, música machancona de fondo y camareros jóvenes encantados de estar detrás de la barra, el precio fue de 34€ por cabeza, bastante para lo que hemos comido pero no tanto para la experiencia que te llevas. Un resumen de dos limas y media.

Ah, y que no os hemos contado el puntazo que fue coincidir con el gran Luis Rodríguez de Profundidad de campo a nuestra izquierda y, sobre todo, ver su cara con el «no sé qué de oreja» que se estaban comiendo. Placer era poco, todo un limonero! 😀

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ZHOU YULONG… el chino de Plaza de España. (Madrid)

Seguimos con la visita a los clásicos madrileños, hoy nos metemos en los subterráneos del parking de Plaza de España de Madrid para comer uno de los chinos más chinos de todo el país, el Zhou Yulong (para los amigos, el chino de Plaza de España).

Corría el año 2008 cuando escuché hablar por primera vez de este lugar, yo estaba pasando unos días en Nueva York y mi mudanza a Madrid era inminente, una de las madrileñas que allí conocí me hizo un recorrido súper completo de sitios que no me podía perder, por desgracia, cuando llegué a la capital con mis maletas sólo recordaba uno: El Chino de Plaza de España. Pero fui, y vaya si valía la pena.

Este chino es particular para todo… para empezar no se ve, se huele. Cuando uno no lo conoce y pasea por Plaza de España siente un olorcillo, como a fritanga pero más rico y puede entrar en ese bucle de no saber de dónde viene, increíblemente viene del parking, y es nuestro chino. Sí, la gente que come tuppers de fideos en la hierba también le ha hecho una visita a nuestros amigos de hoy.

Decir que el local es cutre es extremadamente generoso, es un bar rancio de mala muerte aunque con luz y sin señores sentados en la barra con palillo en los dientes bebiendo un sol y sombra. Dicen que es el chino de Blade Runner y nos lo creemos, tiene muy poquitas mesas y, aunque tiene mucha rotación, es raro que haya hueco y lo más frecuente es que haya cola. Eso sí, aunque estés en la cola puedes aprovechar para ir pidiendo y poder llevártelo.

La comida no es que sea rápida, es que es inmediata. Tú lo pides y antes de que puedas parpadear tienes el plato echando humo encima de la mesa, palabra de limonera que esto no es exageración. Supongo que tener una carta tan cortita ayuda mucho.

Chino de plaza de españa

Hay que reconocerles que la comida está muy rica, las empanadillas a la plancha son espectaculares y caseras la salsa de soja ácida con la que las acompañan ya no me gustó tanto, por cierto, cuidado con el ansia, vienen muy calientes. Los tallarines fritos están muy pero que muy ricos, no tienen nada especial pero… son diferentes. Los fideos de fécula de batata son una cosa distinta y por tanto, recomendables, os hablamos de ellos en la entrada sobre comida coreana de la semana pasada .

También probamos las costillas de cerdo dulces (5,50€), la verdad es que no sé por qué nos empeñamos en comer costillas en los restaurantes chinos… algún día aprenderemos y las dejaremos para los americanos que son los que tienen  mano con los huesitos.  La ternera con verduras sí que estaba realmente rica, la clave son las verduras, tenía berenjena, tirabeque, ajetes y raíz de loto, hay vida más allá del pimiento verde y la cebolla!!! Al arroz frito le pasa lo mismo (3,95€) la diferencia la marcan las verduras y que está suelto.

No es el mejor chino del mundo, igual que el bar Manolo no hace las mejores bravas del universo, pero el hecho de que sean tan auténticas les da valor. Comer fideos mientras en la tele pasan millones de videoclips chinos con su letra apta para Karaoke, mola. Que tengan porras en la barra no deja de ser gracioso. En cuanto al precio, habiendo comido bien y probado unas cuantas cosas fueron unos 12 euros por cabeza, no es extremadamente barato y menos para estar en un parking, pero la comida y la experiencia valen la pena y una lima y media.