De Lima a Limón

Crítica – cítrica


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PATOURO… el nuevo lugar de moda en Bouzas. (Vigo)

Que Vigo está en plena eclosión gastronómica es un hecho. Raro es el mes que no abre algún local nuevo con cartas cada vez más originales, más trabajadas, con mejor servicio y con una decoración más y más chula. Además se está expandiendo por toda la ciudad, la marea gastronómica parte del Casco Vello pero llega de este a oeste, incluso a uno de los barrios marineros con más entidad e historia de la ciudad, la Villa de Bouzas.

Decir Bouzas no es decir cualquier cosa, no se trata sólo de uno de los barrios más de moda de Vigo, se trata de una Villa que fue Concello independiente hasta el siglo XX, con su propia fiesta de Reconquista de los franceses (La Brincadeira) y con ciudadanos propios… si nos apuráis diremos que existe el carnet de Boucense y no se concede así como así. Viene a ser como el título de gato madrileño, un orgullo de pureza al alcance de muy pocos. En este  barrio y una vez al año se puede disfrutar de los mejores fuegos artificiales del mundo, los fuegos de Bouzas en las fiestas del Cristo de los Aflingidos.

Es el lugar perfecto para el aperitivo del domingo, pasear por el mercadillo que se organiza, soltar a las pequeñas fieras por la Alameda o el paseo marítimo. Y ya si queréis cerrar un plan de domingo de lo más auténtico igual tenéis suerte y juega el equipo local, el Rápido de Bouzas, el club de fútbol favorito de Ivan Ferreiro.

Cuestiones culturales al margen hoy os hablamos de uno de los nuevos locales que han abierto, el Patouro. Un restaurante que destaca muy mucho en el paraíso del chincho y la ración de pulpo. Super bien decorado, con sus taburetes incómodos, (seamos sinceros, no hay local molón que se precie que no tenga unos taburetes incómodos), buen ambiente, siempre lleno y con unos camareros encantadores.

La carta es mínima y muy de mercado, si es que no hace falta más. Empezamos con una ración de empanada del día (6,20€) nos tocó de calamares, reconoceré que no es mi favorita pero estaba tan bien hecha que incluso siendo «de rabos» me encantó. Venía cortada en dos triángulos, cual sandwich de nocilla, la masa era crujiente y finita y la cebolla estaba super pochada. Lo único malo que tenía era el precio.

Patouro

Después probamos los Langostinos con millo, no eres nadie si no tienes unos langostinos fritos en tu carta, la verdad es que la materia prima era muy buena pero no terminaban de estar ricos, les faltaba salsurria que les salvase de lo secos que estaban. Y las navajas a la brasa, no hagáis como yo y vayáis en la misma semana que habéis ido al StreetXo, no son comparables a sus navajas al humo, pero son muy buenas, no para llorar… pero muy buenas.

En plan un poco más serio probamos el Lomo de vaca (9,90€) tuvimos mala suerte y vino un poquito frío pero era delicioso, jugoso, sabroso y sí… un poco escaso. Tanto que acabamos pidiendo la hamburguesa de vaca, bien hecha, con pan de verdad y tomate seco. De postre probamos el cuscús de mandioca. Simple y buenísimo… Los postres con leche condensada tienen estas cosas… que triunfan.

El servicio fue de diez, cuando terminamos en cocinero (que había pasado por el Culler de Pau) se sentó con nosotros y hablamos de qué nos había parecido la comida, nos explicó qué había pasado con la carne de vaca, le convencimos de que para la próxima trocease un poco más el tomate seco para evitar que se viniera todo en el primer mordisco, encantador. La presentación de los platos era fantástica, las raciones no demasiado abundantes y los precios un poco subidos… cenamos con cerveza y la cuenta rozó los 35 euros por cabeza. Por saber diferenciarse, tener calidad y apostar por el futuro le damos dos limas, por el precio se llevan medio limón.

 

Plaza M. Diego Santos, 17. Bouzas, Vigo.

Teléfono 886113042.

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CASA GAZPARAGA… el que tuvo, retuvo pero poco (Vigo)

Hace unas cuantas semanas visitábamos El Turista, hoy seguimos en la misma línea y nos vamos a otro clásico de la ciudad forjado a base de resistir y resistir… El Casa Gazparaga en el arco de la Plaza de la Princesa de Vigo.

Estos locales tienen la capacidad de hacerte viajar en el tiempo, nada, excepto el uniforme del policía nacional que se comía un bocata de calamares en la barra, ha cambiado en los últimos 40 años. Bueno, eso, y los pobres dueños que han ido envejeciendo y, probablemente, perdiendo facultades.

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Las botellas de brandy siguen igual, la barra, las mesas con manteles azules… El dominio absoluto de la señora que obliga al marido a quedarse atrapado en los dos metros de barra… El trato familiar donde por un momento te parece que la señora que te convence para que te comas un cocido es tu abuela. Todo sigue igual pero las cosas ya no saben igual.

Todos los días hay pescado fresco, unas almejas a la marinera que tienen fama y unas navajas que, probablemente quiten el sentido, además, pese a la zona en la que está sigue siendo realmente barato, las raciones no pasan de 8 euros.


Tras la insistencia de la buena mujer pedimos una ración de cocido y una de bacalao cocido y a ambas cosas le pasó lo mismo, venían como lavadas, les faltaba sabor. El cocido era abundante, con mucha verdura (cosa que agradezco y que, en general, escasea) pero ya os digo que con todo lo que tenía (costilla, chorizo de cebolla, carnes variadas) debería ser una explosión de sabor que no fue. Para más inri, los garbanzos eran de bote.

Al bacalao le pasó tres cuartas de lo mismo, le sobró un día de desalado y, la verdad es que los dos trozos no eran de los mejores (demasiado finos) y, por tanto, harinososo… Eso si, el detalle del huevo cocido me llegó al alma y me hizo pensar que, realmente, estaba en casa.

Del postre mejor no hablar nos vendió tan bien la tarta de queso casera que hubo que probarla… Alguien debería sacar una ISO que dijera que aunque las tartas royal manchen cazuelas… Eso no las convierte en caseras.

En resumen, un buen sitio para comer si os pilla de camino, pero acordaos de nosotros y comed almejas y un pescado del día frito… Una experiencia de viaje al pasado, auténtico y de calidad pero donde el tiempo ha hecho que las manos de la cocinera no sean las mismas se mece una lima medio limón.

CASA GAZPARAGA: Plaza de la Princesa. 4 Vigo.